viernes, 14 de septiembre de 2012

Atlante



Atlante

I. 

Hay sueño de por medio. Volvían las mareas (rienda manchada de baba) pero seguro que una noche morirá bajo ese averno. Creyó menos en sus aguas, más en su casa que en su red. La casa sin embargo es parte del océano; hijos de su dios personal murmuran los secos ramilletes del espacio. El imaginario de palabras en un reino humano como velo de homenaje a las capas que se fugan. 
Esta escena vierte su contenedor, ahora queda la menos secreta de las coimas, chocada por la sonoridad que pasea bajo el declive ausentándose. La palabra yo en la membrana calorífera de luz, reconociendo su intermediario para el acento, reflectado tono de madera que conmueve la fantasía, su mundo determina el cruce en los vectores animales suavemente al girar las alas, el temblor y el habla. Dentro de los pasos ha vuelto a presentar el adecuado movimiento de atraparse en equivalentes proporciones, quien sepa observar cambie las esquinas, estrambóticos gobiernos van accionando la garganta y el contacto. Un cuerpo se hace de la señal que nos abre a los vientos del territorio, ayuda en algo saber que transportarse es quedar en el fondo. Enfilar con las especies, nacer a su encuentro pálido; en sí vierte otra vez lo que de un cubo hace la voz, nuestra soledad. Flor inacabada, el puerto trisado sobre las piletas para quienes un ruido líquido alumbra. Concentrado en el sencillo entretenimiento de reproducir vida, una bisagra blanca de tic tac, pequeños desaparecimientos arrancados para volver proyectivamente. Transmuta la materia anímica. En el fuego de las palabras los nudos de la tierra saltan, se alejan, otra vez la expansión en un cerrojo tocando sus dedos 

II.
Preparando un largo viaje, el árbol es la interna medida de las cosas, no creo en su acto pero está bien uno de los brazos se ha roto. La lectura que conozco al despertar de la raza, tanta como puede haber en el gris. Habla de lo que podría ser, me muevo y él se oculta en la ventana. Me balanceo y aparece menos silencioso, espiando, haciendo pensamientos de la espera, acuerdos o enganches, lo adverso en esto modular que se habilita, cien por ciento obligando la torsión. Nuestra masa convertida en lo que somos parte; así dice una jornada garantizando corta vida. Marginal de alteramiento. Las manchas son multiplicidad como si la ondulación sanguínea disminuyera favorablemente

III.

Camino pasado la hora
en registros que no son
la oscuridad
como una guitarra que repite –una vez-
mirando en derredor ornitológicamente, 
sin cantar
–una vez-

DÍAS TRANSCURRIDOS 
DÍAS QUE FALTAN 
PRIORIDADES

O se ríe o habla solo en derredor,
el momento exacto del coro de objetos. Te prometo que habla y ríe,
A las 8 a las 9 a las 10 a las 11 a las 12 a las 13 a las 14 a las 15 a las 16 a las 17 a las 18 a las 19 a las 20

(no estoy mintiendo) dice urgente que el búho de las estrellas se llama Edgardo un norteamericano exculpado en prioridades
Edgardo. En ello la responsabilidad y el desarrollo
Lengua muerta que todos llevamos en los bolsillos

faltan 254 días para año nuevo 
sufre el gesto demarcado en la ley

IV. Los grados ejecutores

Voy a romper esa utopía que transporto, delgados labios para una pecera blindada. Amazonas; los fanales de la vértebra son tu descripción:
Levanta animada los miembros y se contacta con lo pendiente, la incompleta castidad
Su retórica es el envoltorio del hacedor / me pregunto qué la mueve a tan magna pérdida 
Castillos para ganar vida / aprueba los sueños de la secretaria, cartográficas algas; bienaventuranzas, el sobre está caliente

V. Imprevisto

Hay dos taladros iguales, uno es directo al piso. Hay bellos carros de botones automáticos que un día serán tu caverna, tu horizonte ya casi forma parte. Ley cronológica de gratuidad, el incumplimiento efectivo fuera de la cancha ¿Qué pasa mientras se apaga interminable? Las decisiones se tornan sobre ellas
El credo espontáneo, deliberaciones, quedamos expuestos en presencia y lo que se aleja es el futuro de un gestarse. Desnuda la moledora pensamos en ella destapando cualquier trato, rehaciéndose en nosotros que aun habitamos el frío. Porque el verbo locura no vale nada, es el humo de la rueda repartiéndonos a los durmientes. Podrías hablarme de algo más que corazas, parada con esa vendedora y yo de perfil sin ver moverse una boca, respirando los días que faltan

VI. Estado de sitio

Tanques vuelan como grillos porque la donación fue tardía y nos mueve al reposo, el peso muerto en el caserío de los hombres.
Borbotones de vida en ti, incendiando lo que era lentamente, irradiándole un despojo que obsequiabas, el trío perfecto con las notas en los armazones. Me interesa más el negro día que tu cruenta hambruna, anticipa un anuncio sin razón. Medianamente ebrios resuenan bajo estambres sus ladridos, solitarias muecas quisieran ser un brazo tocado por la guerra, en contra de su encierro. El niño en el pecho de su madre, la abraza como mendigo, su altar eléctrico donde cantarán diez palomas blancas, diez loas arderán inconclusas esperando el rigor lascivo de dios. Rigor es la madrugada. Su otro nombre. 
Los tamarugales en la distancia, el carnaval que rasura un cráneo, paraguas que engrandecen el desierto, su gemelo un ventrílocuo de papel cuya fuerza destraba el orden de la memoria, la consume, trepa y revienta su paliza, luces que sobrepasan el tiempo, agendadas en lo grotesco. 
El nuevo anuncio es la visión colectiva de la hora sobre el techo, crucificado lejos del mesías, en las direcciones libertinas de la gran señal.
El oeste expira sudando embrujo de las gotas, vaticinando rebeldía; propensión del dispositivo reflector de un pasado más antiguo que el esfuerzo de amainar las últimas lluvias. 

VII.

Establece la furia compartida
El traje de pregunta por el buen empeño de los despiertos
Los adustos evacuando su consorte
Aquí todavía quedan bueyes 
Incluso el pasto ha recogido los dientes de sueños que sujetan 
Callado, en el suelo pantanoso que lavó su lengua, muñones van por las escaleras también en rosas pequeñas, quisieras abordar la incómoda colina y llegar pero el alma está entre un hombre y su consistencia, frente a los grupos que se despiden, la ribera iniciada en años que han faltado. El porcentaje pregunta la viveza de un segundo rol o sus contornos derivados para un hogar. Alma de la calle que se resuelve en la observación condicionante de nuestras libertades, el centro de un bosque en etapas y carcajadas, este despeje avanza con rapidez y acaece la falla de quién entrega el delirio como si tuviese algo propio, estás en todas partes, tomas agua por las ventanillas pero no hay cine abierto además de este. Tampoco había doble, un tipo de azul que compra cigarrillos. Palomas rodean y vigilan. Su transformación es colorida. Importa lo que se dice en el torbellino: una furgoneta cósmica. Vuela en el humo, hay que caminar “alguien va a morir” si supiera lo que sucede no estaría evitando la patética frase de andar con el aura envuelta

VIII.

El futuro parecía un bolso de malicia revisando qué se desarrollará de la población sana sin cura, lo que va a pasar con nosotros. El programa de capacitación antes de la invisibilidad es la mejor elección, limitarse a una copa de champagne o una estatuilla de la guerra, la orfandad que puede propagarse me ofende más que la vanidad, como si decirlo doliera, todos los días son frutos sin color, precisamente lo deseabas, hemos sido visitados en recuerdos.
El desempeño del corazón está entre nosotros. Viajando en un país los aciertos no son los dones, esa idea es demostrar el viaje de los creyentes, mostrarlo y entregar.
Un pase al más acá en un cetro mayor, la colección irreductible se manifiesta en arroyos, frente a eso los nuestros emprenden lo volátil creyendo alejar el mal, son esponjas de una blanca rapsodia y sospechoso en el tiempo de linternas el ardor del puño pronostica esta humanidad como frescos auriculares del clímax, luego entonces dime en quien habitan los cumplidos, cuántos herejes fueron soldados que levantaron credos escuetamente transparentes; hago tiempo para saber, para acercarme más veloz a la sequía. Contémonos vida y dime si el sol es un afecto sensual, avisado por el cuerpo interior un sepelio reverdece la pausa, contempla arriba de toda prenda la vertiente oclusiva de materialización.

IX. 

La facultad cívica es un aburrimiento sin gritos en la espalda, mantenerse vivo en algún lugar del planeta. Dichos han sido los aniversarios porque el secuestro es la distracción de tu rastro, ¿cuál es la razón? Preguntas guardadas confirmando la efervescencia de nuevos contenidos, la mayoría tocados por la varilla del absurdo, el experimento soberano; dejémosle a estos fenómenos la centralidad. Ellos imponen las marcas y la cobertura, solo estás pasando por el lugar. El nacimiento se hizo en el vapor de petroglifos, amainaban el instante y pasaron aves de muerte, el canto de unas larvas que no vuelven. Él la vio en el sentido de su propio reflejo internada por las cavernas, como la única forma de ver realmente. Primero debió sentir el estrepitoso nombre que le asignaron, bucear, anular el tramo seguro al pie de la montaña, recién para decirse; Edgardo era un axioma indeterminado que sostuvo antes de pronunciarlo, el rostro blanquecino del momento, un sueño de animales, de edificios superpuestos al trauma. Los días han dejado de faltar, saltan en celo, golpes envainados de agua sólida. Cuando alguien se muere podemos nacernos, seguimos tras el último que vuela


sábado, 8 de septiembre de 2012


A inicios de siglo una isla caduca
se hace añicos con la nueva información de apertura que muestra los contrastes del psiquismo

Estoy tirado en el camino, esperando que la luz haga su trabajo

Quiéreme así con los anclajes inválidos
No sé a quién más cantar además de yo mismo y a pesar de mí

Una isla estalla y la sensibilidad da vuelco hacia el lugar desconocido
Tal vez el quehacer de serpientes
 sea la sabiduría que habré de vomitar

Después de muchos soles la gangrena exterior

En las casas se tramitan los viajes
El calor como término definitivo del pensamiento

Podría ser una tapa a la deriva o volar oscuro sobre las montañas
Esta forma es casual, el renacuajo es un adulto pasada la primera noche

Adelantados quisiéramos vivir, como si la vejez tuviese más sentido que ahogarse en un cuadro

Raíces acompasadas por dentro
Abortados laberintos
El día acompañado por su lágrima

Escapando para estar
lo que ha sido creado frente a los ojos
aterrorizando el corazón
hablándonos en el cansancio

El dice quiéreme así
no tengo más para entregarte que el miedo despierto
al único que puede recibirme y que lleva tu nombre

Los villanos hicieron bien su trabajo debemos unirnos a su corte
y ver qué sucede con nosotros que somos uno

lunes, 3 de septiembre de 2012




El oficio de escribir duerme. Es una paloma en celo permanente. Sentarse y esperar no encuentra ningún talante por donde acceder. Hay que sonreír con las manos alzadas y llorar como un chimpancé buscando el alimento.
Me llamo yo y encontrarse siempre de perfil en la hoja es color en los brazos, lo demás, una superficie pálida, sería un pelambre enjundioso viendo insustancialmente solo números calzados a la fuerza.
El grumo de la mente cortado en pequeños listones como un horizonte de challa, la especulación sobre cuerpos geométricos que dicen ser el alba o las aceras regadas en sangre, qué importa ¿o es que el horror ha invadido la nieve?
Una confabulación nos evade cuando el filo se hace torpe y la hoja va desapareciendo en los aniversarios de su copa. Es extraña, balbuceante. Los sonidos la sobrepasan y retornan. Eso es lo que tengo. Ella se queda. ¿Y si ella se quedara?


El polvo se aleja del camino y entra en ciertos lugares comunes del espejismo
la visión en medio de la meza se arrima a la madera con una muy leve claridad
trepando las paredes se hacen las vetas aparentemente verticales
andan mientras nos quedamos inmóviles
o se invierten en cada huella

Describen su naturaleza arácnida
dentro del pozo
ejércitos que son
la subida mórbida del aire
que pasó

Hoy un blanco de medusa nos interpela
sin saber derrumbarse

La meza es un espejismo del hombre
que en compañía sale inexorable
a pesar de lo que se diga

Una lluvia otra
más estricta que
una lluvia empecinada en no botar los artefactos
para detener el traslado

Caminan hacia arriba y las paredes bajan
nosotros en el multiverso de la especie
que va hacia la puerta que viene
se desliza
ahora por un flanco y baila por cada quién

Esa luz sobre los techos
un ladrillo sujetando el latex
entraremos inevitables donde hemos sido llamados

Encantamientos, cobardes, crueles
Los perdidos que se miran

Andariegos circulares
el aura sin forma acicalada en un abrazo

La meza flota en clave intermedia
Somos
descubiertos en la galaxia
tapados en un mantel dicen
menos que azaroso nos dicen

Y las paredes hacen solas su tejido
avisan lo que no pueden determinar
nuestra naturaleza
como se llaman los crudos espirales

Red completa
No falta nada
y seguimos hablando
mareados dictándonos sin derrumbar hacia el norte de la meza
en que la maraña es un cordel que trepa por fuera de la imposibilidad
espejeándose

Si queremos comprender la materia del universo debemos aguardar que aparezca en nuestras uñas y se manifieste en pequeñas medialunas, no importando si son del tamaño de un pulgar o de la expectación de un regalo. Quieren avisarnos que manda un corazón diminuto, multiplicado en las caras del atardecer, ahí se fortalecen todos los grados de las crisálidas y despegan. La cosa hunde esas mismas uñas en un desierto de zapatos que se vuelve bolas de nieve. Determinando la ranura pasarás ciego, con unos radares embólicos que obstruyen momentáneamente tu respiración. Aire helado que entra y sale convertido en ternura. Qué hay de antiguo en estos movimientos más comunes de lo que parecen. Mi padre y todos sus padres. Las hembras que han dado a luz cuando abrimos los párpados nos tocan hombros en la ramificación infinita de la memoria. Somos su parte en el presente, las notas de quienes nos suceden. Y si digo que no quiero morir es para determinar el momento, estoy y me rodean, luminosos sobre la nieve, esa diafanidad y su carga viene y no termina, la remontamos para seguir a quienes vendrán y hablarán de nosotros como los que pasaron. Llueve en las palpitaciones vegetales, se abre el cielo para mostrar que la vida es rústica y limpia. La simpleza llega por nosotros en tambores que soplan hojas y acarician las mejillas, a veces subterráneamente en un mundo de aleaciones minerales, por donde pueden caminar con sigilo, aventando las falsos toboganes en canaletas húmedas, por donde un hilillo de agua corre hasta el útero, que todo lo limpia, que todo lo abraza. Ese es el regalo de la luna y de las manos cuando están juntas, sorprender a la humanidad por completo.