martes, 24 de julio de 2012


Dibujar el extraordinario sonido de una sierra
la conmemoración que hace de su ejercicio
clase impertinente de operaciones que son el cuerpo claro o deforme
venidos de un santo rigor
donde no hay perdedores
situados en un pasaje esas ventanas dieron al pozo
lo que la madre entregará a su hijo porque faltaron otros que nos mancillen
y repartan a los coyotes

Sus nombres son bajos
regulares en el jardín prematuro de una época
llamados a resolver los nudos de mis botas
copiar al unísono la historia de una patria
con cláusulas reimpuestas al martirio de los rezagados  

Sus versos; el sentido oscuro de comerciantes bienhechores y permanentes

Muéstrennos el parto de regularidad
La precipitación anfibia de este país en amaneceres teatralizados

Tus ganas valorizan el suplemento porque no estamos en un funeral
moviendo las marionetas de las calles
la antesala de un estanque arranca lingotes
y el aroma de las sombras no es la batalla ni la calma
hay un comienzo en la proximidad
¿le nombraremos brazos, ciudad, existencia?
Numerosas islas que se llaman cartílagos del alba

martes, 17 de julio de 2012


Saltar no es una obligación para decir que la tierra está hablando
- continente de calor en el forraje de las vías-

Como hoy, cuando te lavas por enésima vez
balbuceas naturalmente astral en el virar de los motores
que en cierto modo son árboles transcurridos en un círculo
mordazas como sirenas y tu hilo de hierro deshaciéndonos
en el horizonte visible de los ejes

un factor blanco habita su permanencia de red por kilómetros en batalla líquida
torciendo las naciones de un ojo

emanación dependiente y elástica de multitudes quebradas

Tu puente
El equilibrista brinca fijando su altura

- rapto de dolor sobre caucásico pastar- polares exploraciones sin resultado obvio-

Ella emerge las otras bandas por un aro encendido
Han llegado sus devociones, el meridiano ilegible

Nubes de carnaval nos abrazan – nuestra fidelidad espera-

viernes, 6 de julio de 2012

El desmedro adelanta la sacralidad
te hace desplazar entre señaléticas humeantes de lo íntimo
una vida que ha mordisqueado sus dedos en el insectario
gimnásticas almohadillas antes de siempre
el buceo de todos los rostros
canción de jóvenes damascos y un pero enquistado de alas solubles
la cintura avanza y el dolor del recuerdo apegándose a lo que sube
juntas una luz de hojas que flotan entre su reptar ciego y el amague de grandeza
te desarmas al propio cansancio para entregarte al desahogo
ahí las pirámides y salares
cada vez más cerca de un vacío donde respiramos sin buscar
unidos en la siembra que lanzan las orquídeas
y son también las mías
estadios de una ronda común
la naturaleza ha filtrado el abrazo de la madre
y el sol sin decir entró antes de la primera cumbre